El Aula de Adultos de Sigüenza ha sido cerrada ya iniciado el curso, y una serie de circunstancias hacen más incomprensible esta decisión.
Para empezar, era un aula que funcionaba razonablemente bien (¿se habrá cerrado por eso?); este curso tenía más matrículas que el pasado y eso a pesar de que en mayo no se permitió matrículas en áreas como Informática, Español para inmigrantes y otras modalidades que son típicas de estas enseñanzas. Pero más de 80 alumnos entre Inglés y Estudios de Secundaria justificaban la continuidad de este aula, y más cuando hay otras Aulas de Adultos que tienen igual o menos alumnado como las de Cifuentes o Molina de Aragón. Además de esto, en septiembre se acometieron una serie de reformas para trasladarla de sitio y acondicionarla, lo que supuso un gasto en momentos que tan importante es economizar los recursos.
A pesar de todo esto, en octubre se presentó en Sigüenza, y sin previo aviso un inspector mandado por los Servicios Periféricos de Guadalajara, que elaboró un informe, que al parecer, ha servido de base para el cierre de este Aula.
El docente al frente de la misma ha sido trasladado a un CEIP de la localidad sustituyendo a un compañero que se jubilaba. Y los más de 80 alumnos con que contaba han sido trasladados a la EPA Río Sorbe de Guadalajara, casi a 80 Km. de Sigüenza, por lo que nos tememos que muchos de ellos abandonarán los estudios desaprovechando quizá la última oportunidad que les quedaba para promocionarse a través de los estudios.
La decisión no se entiende; de hecho, hasta el momento no han querido comentar la noticia ni el alcalde de Sigüenza, del Partido Popular, ni los Servicios Periféricos, especialmente teniendo en cuenta que la coordinadora de Educación es de Sigüenza y debería saber por tanto, la importante función que cumplía este Aula de Adultos.
En cualquier caso, esta situación nos muestra dos cosas: en primer lugar, que no es tan cierto que los que nos gobiernan, por lo menos en Guadalajara, sean tan buenos gestores de lo público a la vista de cómo tiran el dinero de todos y todas en la remodelación de un aula que, un mes después, deciden cerrar. Y, en segundo lugar, que los recortes en educación no sólo se ceban en los docentes puesto que en este caso, y una vez más, es la población la que directamente sufre las consecuencias de unos recortes tan injustos como detestables.