STE-CLM muestra su rechazo e indignación ante la conferencia de Lourdes Méndez Monasterio, candidata de VOX, miembro del Opus Dei e invitada a las charlas de la ultracatólica Asociación Cultural y Social Alborea, que ha tenido lugar hoy 27 de marzo en la Diputación Provincial de Albacete.

Alguien como esta persona que pide sanciones contra quienes defienden los derechos LGTBI+, no debe tener cabida en instituciones públicas, ni tener lugares públicos pagados por toda la ciudadanía para restar las igualdades ya conquistadas, ya sean derechos en diversidad afectivo-sexual, derechos conquistados de la mujer o derechos de colectivos migrantes, a quienes frecuentemente ella y su grupo político repudian y alientan a su rechazo por parte del resto de la ciudadanía.

Méndez Monasterio considera que “bajo la excusa de igualdad y no discriminación” se esconde una estrategia “para modificar culturalmente nuestra sociedad y subvertir los valores en los que se asienta nuestra Carta Magna”. La gran defensora de la Constitución, se pasa por alto la primera parte del artículo 27 de la misma, cuando dice que la educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales (libertades que ella exige para los ultraconservadores, pero que no respeta que otros no comulguen con ella). O ningunea la ley 13/2005 de 1 de julio sobre igualdad de matrimonio, con una sentencia que lo avala del Tribunal Constitucional, o la Ley 3/2007 de 15 de marzo, sobre rectificación registral de Identidad de Género.

Una persona, como esta candidata de VOX, que defienda que en la educación no se debe hablar de géneros, ni de sexualidad, que aliente los tabúes sexuales, o que imponga a los demás su propia idea de familia única, queda fuera del respeto por la comunidad educativa en la formación en la diversidad y en el respeto por el otro.

Parece vergonzoso que unas instituciones públicas que han firmado convenios de colaboración con ONGs y entidades LGTBi+, que han desarrollado manifiestos en favor de la igualdad y el respeto, ahora alberguen y auspicien semejantes ciclos de conferencias, siendo conocedoras de la trayectoria y la temática de sus conferencias en la región.

La defensa de los derechos humanos, que dichas instituciones dicen respetar y que deben respetar, parece olvidar que el rechazo por el colectivo LGTBi+ es antidemocrático, y más en concreto, estas instituciones materializan el rechazo al profesorado castellano-manchego LGTBi+, al alumnado LGTBi+ de nuestros centros educativos, y el rechazo a la diversidad de familias que existimos en nuestra región. Va manifiestamente en contra de nuestro Estatuto de Autonomía de Castilla-La Mancha, en el artículo 4 indica que los derechos de la ciudadanía serán iguales que en la Constitución y los poderes públicos regionales removerán los obstáculos que impidan o dificulten su plenitud y facilitar la participación de toda la ciudadanía en la vida política, económica, cultural y social de la región.

No deben de tener cabida en instituciones públicas aquellas proclamas hacia el menoscabo de ninguna persona, ni al rechazo hacia ningún colectivo. Puesto que los derechos LGTBi+ son derechos humanos. Estos actos de LGTBifobia son desarrollados por quienes no creen en la universalidad de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, creyendo que una parte de la población puede disfrutar de ellos mientras otra parte no. Siendo su discurso un producto supremacista. La que se autoproclama, adalid de nuestra Carta Magna, parece no haberse leído el artículo 14, que nos sitúa como iguales ante la ley a todas, a todos y a todes. Eludiendo los Principios de Yogyakarta de 2007 sobre la aplicación de la legislación internacional de derechos humanos en relación con la orientación sexual y la identidad de género.

Por todo ello, desde STE-CLM nos oponemos y reclamamos a todas las instituciones públicas, en virtud del artículo 4 del Estatuto de Autonomía que indica que las instituciones públicas velarán por la igualdad de la ciudadanía: que los discursos de odio, miedo y rechazo al otro y a sus ideas o vivencias nunca se adueñen del espacio público y democrático; que tanto esfuerzo nos ha costado elaborar y parece que aún nos costará mantener, en estos, sólo, 41 años de democracia actual.

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